jueves, 13 de marzo de 2014

Di que sí.

Llevo varias semanas en modo remember, y todas la señales me llevan al primer hombre. Las películas que vi con él, las canciones que escuchaba llorando por él (el final de la adolescencia, que es muy malo), los lugares que visitamos, y las sensaciones que tenía al percibir todos esos estímulos.

¿Y todo esto ahora, por qué?, es lo que me pregunto yo a diario, y automáticamente se el porqué. Y se porqué estoy un poco en las nubes, y porqué guardo en la memoria todos aquellos mensajes que no mando, y esas ensoñaciones en las que vamos al cine de la mano (es que esto lo he hecho poco yo), y la música que me recomiendas escuchar, y las sonrisas que me robas cuando me miras de esa manera.

No estoy diciendo que lo que sienta es amor. No aún. Pero creo que es el camino de algo que puede merecer la pena. Y justo ayer, que fui a ver The Hole 2, el mensaje que me quedó de la línea argumental del espectáculo (que ojalá solo fuese eso, y se indagara mas en ello) es que nos amemos, mucho, y sin pensarlo. Que dure poco o mucho, no importa, lo realmente importante es que lo hemos hecho, y solo eso merece la pena.

Y eso es precisamente lo que siento ahora. Y creo que me apetece tirarme a la piscina, a cualquier coste, porque las heridas terminan sanando, y por mucho que los treinta sean los nuevos dieciocho, la experiencia a las espaldas son las plaquetas que nos ayudan a cerrar antes las heridas. Y pueden quedar cicatrices, pero éstas son sexies, y no deben ser un problema.

A veces pienso que debería sentar la cabeza, que ya es hora, que a tu edad y esas cosas. Y luego hago un pedido de jockstraps a AussieBum y se me quita la tontería. Y si no eres tú quien los vayas a disfrutar, estoy seguro que siempre habrá algún voluntario.

Pero mientras eso sucede, anda, di que sí.

martes, 4 de marzo de 2014

The Big E.



Si, queridos amigos (si, en masculino, porque para una sola mujer que me lee, tienes un par por aguantarme), como iba diciendo, que yo realmente hago esto por pura y cochina envidia, porque yo me muevo por impulsos, y el que más me proyecta hacia adelante es éste. Ale. Ya está, ya lo he dicho. Aplauso de talk show especial "Adictos", lagrimita, y pasamos a nuestro siguiente colaborador.

Al igual que cantaba Lorena C en su hitazo "Adicta", el de mi grupo, Lomana I, se llamaría "Envidia", y diría cosas como: tengo envidia de tu barba, de tu novio, de tu cara, de tu casa, de tu polla, de tus post, de tus amigas. Y no me forraría, porque Lorena tampoco lo hizo, pero me quedaría satisfecho de poder haber hecho terapia gratuita, y que cuatro gatos modernos que me escuchasen dijesen "Tia, esta canción habla de mi. Lomana I son lo mas."

Hace unos días (porque realmente no se ni cuando voy a publicar esto, aunque lo que voy a contar ha ocurrido hoy), echo un energúmeno y movido por "The Big E", publiqué algo tan bonito y classy como lo siguiente.



Los elogios hay que ganárselos por buenas acciones, trabajos bien hechos, o en ciertos casos, por el simple hecho de existir, ya que tu persona ennoblece la raza humana y mejora la calidad del aire. Punto. Period. Pero un elogio por la simple razón de conseguir una mención a cambio, y un mensaje privado con un "Gracias. Quedamos para follar", pues mira, no. Y sabéis por qué digo esto, ¿verdad?, por envidia. Por no ser yo el homenajeado, el que su mera entrada a un bar hace que todas las cabezas se giren y se comente al oído "Ese es @ilomana, que genial que haya venido"

Muchos de los que me conocéis en persona ya lo sabéis, porque os he taladrado la cabeza con ello, que todo el drama de mi vida gira en torno a (y este es el orden real de todo ello) no tener un rabo de 21 centímetros, no tener marcados los oblicuos, no tener culo, y que cierta persona me ignore por Twitter.



Ahora nos echamos las manos a la cabeza porque soy un superficial, un egocéntrico y un narcisista ,  pero yo culpo a la cultura del Social Media (puño en alto, a lo Scarlett O'Hara), porque al igual que digo que era más feliz pesando 100 kg, también lo era cuando desconocía en absoluto el estilazo que tenia Pepito de Alicante, los amigos de Zutanito el que se vino a vivir a Madrid, o Perico el novio de cierta bloggera.

Pero toda esta envidia tiene su contrapartida positiva, y es que me haga consciente de mi angustia vital, y quiera mejorarla, y hacer que desaparezca. Estar overexposed en las redes sociales es la terapia que no me puedo permitir para tratar mis neuras, tal cual haría un personaje de cualquier serie random de las que sigo.

Es ahora cuando estoy empezando a comprender que tener un rabo enorme y vistoso, no me hace mejor persona, y que tener envidia de uno que has visto en Tumblr, o en los baños del Bearbie, no lleva a ninguna parte. No soy un cacho de carne que no piensa (aunque a veces me exponga como si eso fuese), y es a través de mi debilidad, la propia envidia, que repararé que todo y todos los que me rodeáis, sois los realmente importantes, y sobre los que debo enfocar mis esfuerzos por ser mejor y estar mejor, ennoblecer la raza humana, y mejorar la calidad del aire. Así que gracias por estar ahí. Besos y abrazos.

(Guardar. Programar publicación. Cerrar. Abrir Twitter. Scroll, scroll, scroll. Leer tweet. Aparición estelar de Envidia. Pensar "No lo aguanto mas, unfollow". No hacer nada. Cerrar. Entrar en Tumblr. Primer plano cenital de un descomunal miembro viril. Pensar "Jo, yo quiero uno así."Repetir acciones every fucking single day).