Descartada la loca idea inicial que para superar esto debería emigrar, y aún no siendo mala idea, debo reconocer que me haré a la idea, poco a poco, que vamos a compartir espacios comunes en esta ciudad, y que estamos destinados a cruzarnos, saludarnos, aparentar que aquí no ha pasado nada, despedirnos, doblar la esquina, apretar los puños, y gritar por dentro. Mucho. Muy alto. Muy fuerte.
Me gustaría pensar que tus amigos te hayan dicho que estas loco con lo majete que soy, que no saben que coño estas buscando si no es a mi, y que bueno, que ellos apoyaran cualquier decisión que tu tomes, pero que esta vez creen que te estas equivocando.
Lo mios piensan que tú te lo pierdes. Que no me mereces. Que ellos ya saben como eres, porque esto ya lo has hecho antes, aunque pareciese que conmigo actuabas distinto. Que me apoyan en mi decisión, y que ni me inmute, que tíos esperando tengo a patadas.
Yo estoy de acuerdo con ellos. Pero estoy mas de acuerdo con la opinión de tus amigos. Opinión formada en mi cabeza, pero prefiero pensar así.
Quizás me equivoqué haciéndote un regalo, o llorando al ver esa película, o acompañándote hasta esa plaza, pero lo hice porque lo que hago, lo hago con orgullo, sin pensar que una muestra de cariño o autenticidad puede ser tomada como una vergüenza o una debilidad.
No va a pasar como canta Cher, que espero que leas estas palabras, porque no lo harás, y a mi me quedara pendiente decirte lo que te voy a echar de menos, a la cara. Adiós.