lunes, 9 de septiembre de 2013

La Realidad, de Denise Despeyroux. (Sala Triángulo)


No se ni por donde empezar a escribir este post. Fue ayer cuando fui a ver la excepcional interpretación de Fernanda Orazi, sobre el texto de Denise Despeyroux a la sala Triángulo de Madrid, y aún sigo dando vueltas a la obra. Después de verla, mi acompañante y yo estuvimos dialogando al respecto, y teníamos interpretaciones totalmente antagónicas de lo que pensamos que había ocurrido en la obra. Y eso el lo bonito del teatro, y de esta obra en particular, que te deje un poso que paladear en los días sucesivos; que te haga reflexionar sobre lo que acabas de ver, aplicado a tu propia vida. No haber sido un sujeto pasivo que se ha sentado en la oscuridad de una sala, y se ha ido a tomar una caña después sin mas.

Andrómeda y Luz hablan por Skype. Una de las dos va a morir y le ha pedido a la otra que por favor la suplante ante su madre. A raíz de esto, y como pide una de ellas, tiene que cambiar por dentro para poder mostrarlo hacia afuera. Este ejercicio de exploración saca recuerdos familiares, rencores, y todo aquello que ha estado oculto durante toda sus vidas.

Fernanda Orazi interpreta a ambas hermanas, en formato físico y virtual, de una forma que no muchas actrices pueden conseguir, haciéndote plantearte por momentos que en realidad son dos personas distintas. No es posible que una esté frente a nosotros, y la otra en una pantalla, y esa conversación no sea real. El ejercicio interpretativo, y el tempo de las réplicas es perfecto.

He leído en el prólogo del texto que fue Fernanda quien le encargó a Denise que por favor le escribiese una obra para ella, y en un tiempo récord, y basándose en un proyecto en proceso con nombre "Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales", Denise extrajo a estos dos personajes para darles esta primera existencia.

Había visto hace unos meses a Fernanda en "Muda" de Pablo Messiez, en el Sol de York, y su presencia sobre las tablas, y la facilidad de cambiar registros en el tiempo que se tarda en chascar los dedos, me fascinó, y no podía perderme el reestreno de esta obra, que ya estuvo el año pasado en el Fernán Gómez.

Pocas cosas puedo decir mas que por favor vayáis a verla. Teatro del bueno buenísmo. Imprescindible no, lo siguiente!


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