lunes, 26 de mayo de 2014

Los Mácbez, de Andrés Lima. (Teatro María Guerrero. Sala Principal)



No puedo empezar este post sin indicar que la sombra del MBig de La Pensión de las Pulgas, es alargada.  La que, hasta el momento, es la versión definitiva de Macbeth estrenada hasta la fecha (sin pecar de pretencioso, porque si la habéis visto, no podréis negarlo) está demasiado próxima en el tiempo como para poder abstraerte durante la representación de Los Mácbez, y que no te vengan a la cabeza las mismas escenas, y empezar a hacer comparaciones.

Esta adaptación de Juan Cavestany dirigida por Andrés Lima, nos sitúa en Galicia en la lucha por el poder por la presidencia de la Xunta. Cargos otorgados a dedo, champagne del caro, acuerdos cerrados en prostíbulos, alianzas insospechadas, manos manchadas de sangre, literal y figurada. La corte escocesa del s. XI y la clase política española del s. XXI tienen mas en común de lo que en principio pudiese parecer. La superstición, lo inmoral, y que el fin justifique los medios siguen estando presentes.

El matrimonio Mácbez de Machi y Gutiérrez, así como la corte de políticos que les circundan, son personajes trágicos, con una vis cómica, como comenta Andrés Lima en una entrevista, acercándoles al esperpento de Valle Inclán. Interpretaciones correctas, pero alejadas de papeles anteriores de ambos. Bien, sin más. 

A pesar de, no ya las malas criticas, sino el silencio que parece gravitar en torno a este proyecto, del que me esperaba algo muchísimo peor que lo representado, sorprende que sea el publico de edad mas avanzada el que "apoye" este estreno, a pesar de lo arriesgado de la puesta en escena. Comentarios de "Uh! Que ordinario!" y "Ya salen las travestis" nos rodeaban, y parecían no captar el tono lynchiano de ciertos momentos, o la violencia en tonos claros a lo Erwin Olaf. 

Destaco la labor de vestuario de Beatriz Sanjuan. Impecable y de un gusto exquisito. Ella es también la encargada del espacio escénico, todo un acierto. Una caja blanca, de la que esperaba se sacase mas partido con el juego de luces y sombras, pero que aun así, funciona como espacio aséptico para enmarcar esas palabras y actos brutales, no con precisión de cirujano, sino a golpe de cuchillo jamonero. Eché en falta que ese blanco no se ensuciase, que no hiciese aparición un rojo sangre que manchase las paredes por la matanza en la ascensión al poder.

Aún queda tiempo hasta el 15 de Junio para acercaros a echar un ojo. Interesante y arriesgada propuesta. Si no te gusta, al menos te hará reflexionar sobre la última y escalofriante escena. Demasiado real. Demasiado próxima. 

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